LLEGA AYUDA DE HOTELES, DE IQROSSA, PLAZA CARACOL, DE DON BUSTER TORTILLERIAS, DE DELTA DE CANCUN Y DE LA CTC A COMUNIDADES MAYAS

















Por Alberto Barrios (Fotos A. Barrios y Minerva Rosales)

Ignacio Altamirano (En el centro de Q. Roo, 25 Agosto 07).- “¡Hasta que por fin se acordaron de nosotros!” exclama con una mezcla de alegría y tristeza, frente a su casa con techo de huano, paredes de madera y tierra por piso, una de las 200 amas de casa, al paso del convoy con despensas que llega a este poblado enclavado en la selva alta de la zona maya del Municipio de Otón P. Blanco, en la zona central de este Estado por donde, hace apenas una semana, vientos de más de 200 kilómetros del huracán Dean destrozaron casas, cultivos y esperanzas.

Casas de huano arruinadas, cultivos para el autoconsumo destrozados, rostros angustiados, miradas tristes y decenas de alegres niños y niñas que toman de la mano a los visitantes para mostrar sus destrozadas viviendas y su escuela comunitaria se observan en otro poblado, Ramonales, carretera adentro, a pocos kilómetros de Chunhuhub, ex tierra de cacicazgos y dominio de los legendarios rebeldes mayas.

“Mira, ves a éste –dice una niña de 7 años señalando a su compañerito-, pues su casa se cayó toda….ven, ven… mira te voy a enseñar mi casa…”

En Nueva Loría, más adentro, por camino de terrecería, los hombres del campo claman por semillas, fertilizantes e implementos agrícolas, porque “todos los cultivos de maíz, de papaya, de sandía, de naranja, de limones, desaparecieron… no tenemos nada para comer…”

Las mujeres, campesinas mayas, con sus pies descalzos, ropas tradicionales de vivos colores, reflejan en sus miradas la angustia y tristeza de su situación; hablan en maya, dejan correr las lágrimas y reciben, cada una, con agradecimiento algunas de las 700 despensas con aceite, arroz, frijoles, leche, galletas, harina y ropa que han sido traídas a estas comunidades en un camión torton fletado por la Confederación de Trabajadores y Campesinos –CTC-.

Tras un recorrido de 5 horas desde la ciudad de Cancún, a estas comunidades llegaron las despensas armadas apresuradamente por un grupo de scouts con las donaciones de Hoteles integrados a la Asociación de Hoteles de Cancún, con 200 kilos de harina de Don Búster Tortillerías,con agua proporcionada por Iqrossa, con latas de leche de Plaza Caracol, con el arroz y frijol de la Confederación de Trabajadores y Campesinos –CTC- y con las sabanas, galletas y leche de algunos de los hoteles y concierges de Cancún, el destino turístico más importante del caribe mexicano, que se vende en el extranjero con el emblema de la cultura maya por delante.

El convoy, conformado por un torton y 3 unidades automotrices con directivos de la Asociación de Hoteles, de la Asociación de Relaciones Públicas y de la Confederación de Trabajadores y Campesinos, llegó primero a Felipe Carrillo Puerto, en donde se entregaron 100 despensas, después, a 30 kilómetros, a la orilla de la carretera, al pueblo de Umay; posteriormente, se enfiló rumbo hacia Ramonales, un poblado con calles de terrecería, adentro de la zona maya, en el Municipio de José María Morelos, en donde el impacto del huracán Dean fue más directo.

En esos poblados, las necesidades son evidentes; pero más adentro, en Nueva Loría, una comunidad con 200 pobladores y en Ignacio Altamirano, con otros 300, los campesinos y campesinas mayas comentaban que “todavía, más adentro, hay pueblos en donde no ha llegado nada.” Pero para ese momento, las 7 de la noche, las 700 despensas ya se habían terminado.



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