Cancún.- En el norte de Quintana Roo, en el denominado Caribe Mexicano, hay un fuerte desequilibro entre la oferta y la demanda de empleo, ya que en los últimos meses este destino turístico ha sufrido un éxodo de personal capacitado, en tanto que han arribado en busca de trabajo personas con nula capacitación turística. Este destino turístico es un mar de contradicciones. En sus 30 años, la profesionalización turística, al igual que su crecimiento económico, ha surgido más de la experiencia práctica que de la capacitación académica o de la planeación del desarrollo. En materia laboral, este destino turístico, además de las tradicionales mafias sindicales tipo CTM o CROC, ha sufrido diversos problemas. En la actualidad, tras Wilma, el último huracán padecido, el más evidente es el divorcio entre la oferta que egresa de las Universidades privadas y públicas. Mientras que las universidades siguen generando licenciados, la empresa cancunense busca personal especializado como mecánicos capacitados para la conducción, cuidado y operación de embarcaciones deportivas, mecánicos especializados en aparatos electrónicos marinos y especializados en el mantenimiento de carros eléctricos de golf; paisajistas para campos de golf y jardineros especializados en el manejo de fertilizantes respetuosos del medio ambiente. Masajistas, barman especializados, ante el constante surgimiento de especialidades provocadas por la diversificación, operación y mantenimiento de los servicios turísticos. El título universitario como sinónimo de prosperidad no funciona en el Caribe mexicano. El escenario prevé un futuro donde el personal con estudios universitarios se ve desplazado por los egresados de las instituciones de educación enfocadas a formar al profesional asociado que egresa de universidades tecnológicas o simplemente se hace con base en la experiencia laboral. En este marco, autoridades, dirigentes empresariales y autoridades universitarias, se esfuerzan en resolver el crucigrama laboral, sin muchos resultados y promocionan como un éxito elementales lineamientos. Por ejemplo, la Secretaría de Desarrollo Económico (Sede) acaba de anunciar, en el marco de su próxima Feria del Empleo, que implementará un programa de orientación laboral enfocado primordialmente a los jóvenes de nivel medio superior técnico y superior, que están a punto de incorporarse a la vida productiva a fin de facilitarles su acomodo en el mercado laboral. Reconocen estas autoridades que uno de los retos que se enfrentan para atender adecuadamente la demanda de empleo, es la carencia de una oferta pertinente, acorde con las necesidades del mercado laboral. Aunque esta situación no es privativa de Quintana Roo, aquí cobra dimensión por la migración de miles de personas procedentes del resto de la República, especialmente del sur sureste. El problema que se suscita es que estos buscadores de empleo, como los jóvenes que egresan de carreras de nivel técnico y profesional, no encuentran trabajo, porque sus perfiles no corresponden a los requerimientos de las empresas. La mayoría de las personas que arriban, generalmente carecen de la preparación que demanda el mercado y les toma algún tiempo adaptarse a los requerimientos. Las autoridades insisten en que programarán, planearán, orientarán, diseñarán…. Para variar, la realidad va delante de los planes.
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