LA PARTE OSCURA DEL PARAISO

Caribe Mexicano.- Turistas que llegaron a este paraíso en busca de tranquilidad han encontrado muertes violentas. Tanto las autoridades mexicanas como algunos de los cónsules de los países de origen de estos turistas han insistido en minimizar estos salvajes asesinatos. ¿Porqué? Para no afectar, dicen, la imagen de este destino turístico que es valorado, básicamente, como fuente de ingresos económicos en una región que, tradicionalmente, ha sido una de las más desprotegidas económicamente en el país.
El crecimiento desmedido del Caribe Mexicano tomó desprevenidos a unas de por si apáticas autoridades. Junto con el crecimiento urbano y demográfico están aflorando enfermedas somáticas y psicológicas sin que se planteen programas de detección y prevención. Desde hace años, psicólogos y sociólogos han insistido en la necesidad de aplicar programas de valuación psicológica de la población en el Caribe Mexicano, dadas sus muy especiales características que provoca desencuentros culturales, familias disfuncionales, abandono y maltrato de infantes, abuso contra las mujeres, problemas de soledad (la mayoría de quienes viven aquí, en el denominado Caribe Mexicano, zona norte de Quintana Roo, no cuentan con sus familias), a lo que se suma la evidente incapacidad de las autoridades tanto en materia educativa y de seguridad (el Caribe Mexicano cuenta con uno de los índices más altos de suicidios, específicamente de jóvenes, así como de accidentes tránsito).
En cuanto a los empresarios, el capitalismo salvaje tiene en este lugar una de sus más notorias expresiones, tanto en cuanto la capacitación profesional se enfoca si acaso, en la parte laboral, dejando de lado todo el aspecto cualitativo relacionado con patrones de conducta, perfiles sicológicos y valores comunitarios. Los asesinatos de turistas, cometidos por lugareños con inaudita saña, refleja el poco valor por la vida que se tiene en este lugar que se caracteriza por la diversión fácil y el excesivo consumo de alcohol y drogas.

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