Hace cuatro años la fusión fue como una boda feliz. Los primeros meses, una maravillosa luna de miel, reflejada en comunicados de prensa que hablaban de la felicidad que embargaba a los participantes; pero cuatro años después, todo ha cambiado. Los otrora felices aliados dirimen en juzgados europeos y mexicanos sus diferencias, exigiendo pagos por daños, compensaciones y uso de marcas afectando, de paso, el negocio turístico en el Caribe mexicano. MAS, MAS
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